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VOLVER A NACER © Victoria Borodinova

VOLVER A NACER

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He decidido poner este título a mi relato, ya que pienso que en los casos en que te sobreviene la aparición de una discapacidad severa (como suele pasar en muchos de los casos de las personas afectadas por NOHL), tienes que volver a aprender nuevas habilidades y desarrollar actitudes que no teníamos hasta ahora para poder afrontar nuestra nueva vida y poder convivir con la enfermedad.

En mi particular caso, debuté con NOHL a la edad de 24 años. Todo comenzó cuando la oftalmóloga a la que anualmente acudía para la revisión ocular, me cambió la graduación de las gafas y noté que del ojo derecho no veía prácticamente nada. Tras consultarlo con ella, ésta me comentó que era normal, puesto que me tenía que adaptar al  cambio de graduación. Al principio, como estaba estudiando y trabajando,  no le di mucha importancia porque pensaba que podía deberse a nervios o estrés, pero cuando noté que empezaba a perder visión del otro ojo empecé a preocuparme y decidí ir al oftalmólogo del ambulatorio, el cual me derivó al Hospital de la Vall d’Hebron de Barcelona.

En el hospital me comunicaron que había una lista de espera de al menos 6 meses para que me visitasen, por lo que decidí acudir al mismo de urgencias, y paralelamente me di de alta en un seguro médico privado para poder visitar otros hospitales y agilizar pruebas médicas. Al principio, no daban con el diagnóstico de lo que me ocurría, lo que provocó que viviera éstos meses con gran angustia e incertidumbre, todo ello acentuado porque en mi familia soy el primer afectado por  NOHL y porque un médico me comentó que mi pérdida de visión podía deberse a que desarrollaría esclerosis.

Al fin la incertidumbre de lo que me estaba pasando se disipó cuando acudí al Institut Català de la Retina (ICR), y la Dra. Muñoz, que es quien me visita en la actualidad, me prescribió para que me hiciesen las analíticas que detectan el NOHL. Finalmente, llegó el día en que me dieron el diagnóstico de mi enfermedad, todavía recuerdo cuando en el Hospital de la Vall d’Hebron me comunicaron que mi pérdida de visión se debía a una mutación genética que causaba una enfermedad llamada Leber y que no había ninguna solución para recuperarla, ya que algunos pacientes habían recuperado visión tras un tiempo, pero mi mutación era de las más agresivas. Tras esta noticia, he de decir que aunque nunca he tenido momentos de depresión severa, me acuerdo perfectamente que cuando llegué a casa ese día me metí en la cama y me puse a llorar, ya que hasta entonces pensaba que mi pérdida de visión se solucionaría y vería como antes.

Fue entonces cuando visité diferentes hospitales y médicos, teniendo la esperanza que en alguna de las visitas algún oftalmólogo me comunicase que tenía la solución, pero visita tras visita me iba dando cuenta que el diagnóstico de todos era el mismo, y notaba que cada vez que un médico me decía que no había solución me afectaba mucho psicológicamente.  Es por este motivo que decidí que únicamente acudiría a un/a oftalmólogo/a, y a partir de entonces, por su profesionalidad y calidad humana, decidí que fuera la Dra. Muñoz la oftalmóloga que se encargase de hacer el seguimiento de mi enfermedad.

Como he mencionado anteriormente,  cuando empecé a perder visión estaba estudiando y trabajando, únicamente  me quedaba una asignatura para acabar la carrera de Derecho, y aunque todavía no sabía lo  que me pasaba, le comenté a la profesora que estaba perdiendo visión y que me realizase el examen de forma oral, ella accedió y obtuve la Licenciatura en Derecho. En aquel tiempo, también estaba trabajando como comercial de tarjetas de crédito para una entidad financiera, pero decidí dejarlo ya que entonces todavía no me había afiliado a la ONCE y desconocía las ayudas ópticas que existían para realizar mi trabajo, y mi pérdida de visión progresiva provocaba que cada vez resultase más difícil desarrollar mis funciones.

Y entonces, llegó el día en que volví a nacer, el día en que me dijeron que cumplía los requisitos para ser afiliado a la ONCE. Puesto que ya había acabado mis estudios y no estaba trabajando, dedicaba mis días a formarme e instruirme para adaptarme lo antes posible a mi nueva situación, compaginando mis visitas a la psicóloga de la ONCE, con las clases con los instructores de tiflotecnología, rehabilitación y braille. Al mismo tiempo, aprendí por mi cuenta  a manejar el teclado del ordenador sin mirar, mediante un CD que adquirí en la tienda de la ONCE en Barcelona.

A partir de entonces, me han ido sucediendo cosas a cuál más interesante. Durante los meses de mi formación en la Delegación de ONCE en Cataluña, el Jefe de Servicios Sociales de la delegación, me comenta que se convocan unas becas para la realización de un Máster de Administración y Dirección de Empresas en el centro ICADE de Madrid, y que si estoy interesado he de realizar una prueba de admisión en Madrid. Una vez realizada dicha prueba me comunican que estoy admitido, con lo que en febrero de 2005 me voy a vivir a Madrid para realizar el Máster. Hasta entonces, con mis 25 años de edad, yo siempre había vivido con mis padres y nunca había realizado unos estudios teniendo tan poca visión, además de todo esto, Madrid era una ciudad nueva para mí, pero me acuerdo que mi padre me dio un consejo:  “Si estás tranquilo, todo irá bien”. Esta experiencia, aunque en ocasiones tuve que superar muchísimas dificultades derivadas de lo que os he comentado antes (tener que vivir en una nueva ciudad y no haber realizado antes estudios con  una baja visión) fue increíble; ya que aprendí muchísimo, y me ayudó mucho a desarrollarme tanto en el plano personal como en el académico.

A raíz de dicho Máster, me contrataron en la empresa Repsol como técnico en relaciones laborales para realizar la substitución de una baja por maternidad.  Aunque cuando acabé dicha sustitución me ofrecían un contrato indefinido para quedarme a trabajar en dicha empresa en Madrid, decidí volver a Barcelona, ya que  echaba mucho de menos a mi familia y a Sandra, mi actual mujer. Entonces, decidí aceptar una oferta que la empresa Repsol me hizo para su filial en Barcelona, pero tras 18 meses trabajando me comunicaron que ya no podían renovarme más contratos, y me ofrecieron la posibilidad de trabajar en Madrid, con un contrato indefinido. A pesar de que me quedaba sin trabajo, tenía claro que quería estar cerca de mi familia y de Sandra, por lo que decidí rechazar dicha oferta.

A veces en la vida cuando se cierran unas puertas, se abren otras. En aquellos momentos, Sandra, estaba realizando un Master de recursos Humanos, y el trabajo de fin de master decidió hacerlo sobre la integración de las personas con discapacidad. Para obtener información para realizar dicho trabajo, se dirigió a una institución del Ayuntamiento de Barcelona, donde a raíz de explicarles mi caso, le comentaron que porque no estudiaba unas oposiciones que próximamente convocaba la Generalitat de Catalunya de auxiliar administrativo. Tras unos pocos meses de prepararme estas oposiciones por mi cuenta, en el año 2007 apruebo todos los exámenes de la oposición, y en junio de 2008 entro a trabajar como auxiliar administrativo en la Generalitat de Catalunya.

Gracias a que siempre he pensado que con constancia y esfuerzo todo se consigue, y que no debemos ponernos límites por tener una discapacidad visual, ya que suficientes obstáculos nos pone la vida, decidí hacer carrera dentro de la Administración, y en el año  2009 aprobé las oposiciones de Técnico de Gestión de la Generalitat de Catalunya. Tras unos años sin haber oposiciones como consecuencia de la crisis, en el año 2016 apruebo las oposiciones de Técnico Superior de la Generalitat de Catalunya. Durante estos años he estado ocupando diferentes puestos de responsabilidad,  y en la actualidad trabajo como Responsable de Programación Universitaria de la Dirección General de Universidades de la Generalitat de Catalunya.

Y llegamos al final de este pequeño relato de mis 14 años conviviendo con NOHL,  14 años desde que empezó mi nueva vida.  Estamos ya en el mes de julio de 2018, y la verdad que echando la vista atrás estoy muy orgulloso de todo lo que he conseguido desde que empezó esta nueva vida. Tengo 2 hijos, Aleix de 5 años y Marc de 3 meses, que son mi debilidad y es uno de los motivos por los que doy gracias porque estas 2 personitas hayan aparecido en mi vida.

Soy una persona que le doy muchas vueltas a las cosas, y en muchas ocasiones he pensado en como hubiese sido mi vida si no me hubiese aparecido el NOHL, y si habría conseguido tantas cosas y vivido tantas experiencias como las que he vivido. Yo creo que no, o quizás sí, pero qué más da esta es la vida que me ha tocado vivir, y hay que disfrutarla al máximo, aprovechando cada minuto, porque no debemos dejar que la pérdida de visión nos impida cumplir nuestros sueños, ya que aunque tengamos que esforzarnos mucho más para conseguir las cosas, la discapacidad visual severa no nos debe impedir que se haga realidad lo que nos propongamos. Me ha costado bastante tiempo entenderlo y asimilarlo, pero al final he llegado a la conclusión que con una discapacidad visual severa se puede ser tan o más feliz que sin discapacidad.

- Hombre, 38 años, afectado por NOHL desde los 24 años.

 

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